Luis Laorga, arquitecto

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2015

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E.T.S. Arquitectura (UPM)

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Luis Laorga es un arquitecto clave en la arquitectura española de la segunda mitad del siglo xx. Sus aportaciones son de gran relevancia tanto por la obra construida como por el modo de proyectar. Es uno de los arquitectos que transforman el panorama arquitectónico en España. Durante su vida profesional firma alrededor de 600 proyectos, muchos de ellos son propuestas relevantes, más de una docena gracias a primeros premios en concursos. Arquitecto desde 1946, en los primeros años obtiene el primer premio en tres importantes concursos, asociado con Javier Sáenz de Oiza, compañero de promoción: la basílica de Aránzazu, la basílica de la Merced y la ordenación del entorno del acueducto de Segovia. Reciben el Premio Nacional de Arquitectura en 1947. En paralelo Laorga desarrolla otros proyectos, como la iglesia del Rosario en el Batán. En los años cincuenta trabaja, sobre todo, en proyectos de viviendas. Desde vivienda social, como el poblado mínimo de Caño Roto, a las casas para los americanos en Madrid y Zaragoza. Varios conjuntos para autoconstrucción en la periferia de Madrid y muchos chalets en el campo. También edificios de viviendas, especialmente importantes son los de Ponzano 71 y Concha Espina 65. En esos años desarrolla también varios proyectos de colegios, como el Recuerdo en Chamartín y varias escuelas rurales. En la década de los sesenta afronta múltiples obras de gran volumen. Con José López Zanón proyecta las universidades laborales de Coruña, Madrid, Cáceres y Huesca; las escuelas de náutica de Cádiz, Bilbao, San Sebastián, Tenerife, Lanzarote, Alicante y Vigo, así como la Escuela de Caminos en Madrid. También con Zanón construye varios edificios de viviendas subvencionadas en el extrarradio madrileño. Durante esos años 60 lleva a cabo otros muchos conjuntos de programa educativo, como el colegio de Nuestra Señora de los Milagros, en Orense; el colegio San Buenaventura, en Madrid; el seminario de los Paúles, en Andújar; el colegio Melchor Cano, en Tarancón o el Colegio Mayor Loyola, en la Ciudad Universitaria de Madrid. Además construye cinco iglesias: La Natividad y la Visitación en Moratalaz; San Juan de Ávila en Usera; La Merced en los Peñascales y Nuestra Señora de la Peña, en Vallecas. En paralelo a tantos proyectos y la dedicación a su numerosa familia y amigos, siempre está embarcado en múltiples iniciativas sociales a diversas escalas y desde diversos ámbitos. Por ejemplo, el Padre Llanos cuenta cómo Laorga le llevó al Pozo del Tío Raimundo y le construyó la primera chabola. En los 50 y 60 hará otras muchas obras en el Pozo como aulas, escuela, cine o guardería. En la década de los 70 Laorga abandona la gran escala, salvo contadas excepciones, y se centra en las viviendas unifamiliares, la mayoría para parientes o amigos, hasta 1981, en que un ictus le produce una hemiplejia y le aparta definitivamente de la arquitectura. En todos sus proyectos despliega un lenguaje propio, muy personal. Parte de una racionalidad total en la disposición de usos y elementos del programa, con rigor constructivo y estructural emplea una amplia paleta de materiales y soluciones. Es una manera de hacer arquitectura sobria pero expresiva, fresca y frugal. Son proyectos con carácter, en los que se articulan con sencillez las distintas capas del proyectar, desde la adaptación al lugar, escala y usos, hasta la comodidad de los usuarios. El rigor de haber calculado todos los detalles y la mayor economía de medios posible, procuran sin embargo, proyectos acogedores y cómodos. Esto se debe, en gran parte, a cómo los materiales y su disposición caracterizan la construcción. Cada proyecto una tiene personalidad única. Aunque se desarrollen con estrategias similares y programas parecidos, se abordan desde una gran libertad formal, que atiende desde la gran escala a los pequeños elementos, pasando por todos los procesos que configuran la arquitectura. Actualmente no existen estudios sobre la obra de Laorga. Esta investigación, por un lado aporta documentación sobre su vida y obras, por otro, ofrece herramientas para el análisis de los proyectos y la mirada propia de Laorga. El trabajo pretende situar al arquitecto, su obra construida y su proceder proyectual en el panorama de la arquitectura española del siglo xx. ABSTRACT Luis Laorga is a key architect in the Spanish architecture of the second half of the twentieth century. His contributions are of great relevance, both for his built projects as well as for the way to produce them. It is certainly one of the architects that changed the architectural scene in Spain. During his professional career he signed around 600 projects, many of them relevant proposals, more than a dozen of which were awarded first prizes in different competitions. Architect since 1946, in his first years he obtained the first prize in three important competitions together with Javier Sáenz de Oiza, former classmate: the basilica of Aránzazu, the basilica de la Merced and the planning of the aqueduct area in Segovia. They were awarded the National Architecture Prize in 1947. Simultaneously, he developed other projects, such as the church of the Rosario, in Batán. During the 50s he worked, above all, in housing projects, from social housing, such as the ‘poblado mínimo’ of Caño Roto, to the houses for the USAF in Madrid and Zaragoza. He designed also various complexes for self-construction in the periphery of Madrid, as well as several chalets in the countryside. His collective housing buildings are remarkable too, being particularly outstanding Ponzano 71 and Concha Espina 65. During those years he developed also projects for educational facilities, such as Recuerdo, in Chamartín, and a number of rural schools. In the 1960 decade he faced multiple big scale projects. Together with José López Zanón, he developed the projects for the Laboral Universities of Coruña, Madrid, Cáceres and Huesca; the Nautical Schools of Cádiz, Bilbao, San Sebastián, Tenerife, Lanzarote, Alicante and Vigo, as well as the Civil Engineering University of Madrid. Also with Zanón, he constructed various subsidized collective housing units in the suburbs of Madrid. Also, during the 60s Laorga completed a large number of educational facility projects, such as Nuestra Señora de los Milagros, in Ourense; San Buenaventura School, in Madrid; the seminary of the Paules, in Andújar; Melchor Cano School, in Tarancón or the Colegio Mayor Loyola, in the Ciudad Universitaria of Madrid. He built likewise five churches: La Natividad and La Visitación, in Moratalaz; San Juan de Ávila, in Usera; La Merced, in Los Peñascales and Nuestra Señora de la Peña, in Vallecas. In parallel to such an amount of projects and to the dedication to his numerous relatives and friends, Laorga was always committed to multiple social initiatives of diverse scales and in different fields. For example, father Llanos explains how Laorga took him to the Pozo del Tío Raimundo and built the first ‘chabola’ for him. During the 50s and 60s he developed many other works in the Pozo: classrooms, a school, a cinema or a nursery. In the 70s Laorga abandoned the big scale, with very few exceptions, and focused in single family houses, most of them for relatives or friends, until 1981, when a stroke resulted in a hemiplegia that made him quit architecture definitely. He displayed a very personal language in all his projects. He begins with total rationality in the disposition of uses and elements of the programme, and then, with constructive and structural rigour, employs a variety of materials and solutions. It is a sober but expressive, fresh and frugal way of doing architecture. Those are projects with a strong character, in which the different layers are articulated with each other with simplicity, from the adaptation to the place, scale and uses, to the comfort of the users. The rigour of calculating every detail and the greatest economy of means result, however, in comfortable and homely projects. This is so thanks, to a great extent, to how the materials and their disposition characterize the construction. Every project has a unique personality, even though they are developed with similar strategies and comparable programmes. All of them have been drawn with formal freedom, which presents itself, above all, in the details and the singular elements of the programme. Nowadays there are no studies about Laorga’s work. The aim of this thesis is, thus, double: on the one hand, it is necessary to document the life and work of Laorga; on the other, it provides a critical tool for the analysis of the projects and the vision of the architect. This research should help to settle the architect, his works and his projection approach in its proper place in the Spanish architectural panorama of the twentieth century.

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Arquitectura

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